¿Por que Patrimonio de la Humanidad?
Los fundamentos por los que se propuso la inscripción de Arequipa en el patrimonio mundial, son la originalidad, representatividad, tipismo, influencia regional, localización geográfica privilegiada, traza y trama urbana, material, sistema constructivo y ornamentación, que son producto de un rico mestizaje y sincretismo culturales, a ello se agregaba la necesidad, para garantizar su futura conservación y su potencialidad, del reconocimiento como valor universal por la UNESCO, El siguiente es un fragmento del expediente elaborado por la Oficina Técnica de la Superintendencia de Administración del Centro Histórico de la Municipalidad Provincial:
“El Centro Histórico de Arequipa, con su arquitectura construida en sillería de piedra volcánica, blanca y excepcionalmente rosada, constituye una expresión genuina del talento creador de un pueblo reflejado en la robustez de los muros de sus edificaciones, en el uso extendido del arco y la bóveda con sistema estructural, en la magnificencia de sus románticos espacios internos y en la fina ornamentación barroca de sus fachadas”.
“Sobre una estructura sólida y definida se teje un muralismo floral. Encima de los altos paramentos y fustes de las columnas se disponen relieves naturalistas. Margaritas, enredaderas, cactus, hojas de acanto, parras, sirena y pájaros combinadas con alegorías virreinales y evangelizadoras como querubines y ángeles, espadas y cimitarras, anagramas y cruces, toda esta textura barroca se corona con frisos que flanquean a gárgolas con formas de pumas o personajes mitológicos”.
“La profusión ornamental no fue un simple recurso estético, responde a un sistema ideológico, a un misticismo, que combina con coherencia el panteísmo americano con la apologética cristiana. Mezcla igualmente el águila bicéfala de los Austrias, símbolo del poder imperial español, con la flor de cantu, emblema de la realeza incaica”.
“La autenticidad e integridad de la arquitectura de sillar está determinada por su espesura considerable para los muros (metro o metro y medio para los muros domésticos, más de dos para los templos); aparejados con argamasa de cal y arena, con los interiores de tabique rellenos con piedra rosada, adquirían consistencia. La escasez de madera impuso la bóveda en las coberturas, sea en ladrillo o en sillar, dando a las edificaciones una solidez monolítica. El barroco arequipeño es planiforme y textilográfíco, el sillar no permite sino molduras gruesas, redondeadas, de perfiles amplios, relieves hondos y moldeados planos, que con la luminosidad local logra una dinámica formal que ameniza y aligera la pesadez de su estructura”.
“El mérito de la arquitectura arequipeña, no está limitado a la grandiosidad de sus monumentos religiosos que otras ciudades también los tienen. Se debe principalmente a la profusión de casonas de sobria dignidad, de equilibrio en las proporciones, donde el espacio urbano penetra al interior de las manzanas a través de amplios portones y zaguanes, hasta alcanzar el primer patio y a veces el segundo, donde se reproduce el labrado de las fachadas, acentuando la continuidad espacial y formal”.
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